El proceso de implantación ocurrió en 3 etapas:
En la 1ª etapa, junio 2017, se inició una prueba decisiva y delicada. Fueron
escogidos 2 clientes que estaban insatisfechos con el proceso anterior. Fue
trasladado un equipo multidisciplinario del banco y del nuevo proveedor hasta esos
clientes: TI, Soporte Técnico y BackOffice para entrenar y acompañar presencialmente
a los clientes en todo el proceso. “Guiamos a los clientes en todo el proceso. Desde
el primer acceso al portal hasta la firma de los contratos propiamente. Los clientes
colocaban los contratos reales en el portal y los firmaban de verdad. Firmaron en
lote y quedaron muy satisfechos con los resultados, además de elogiar el enfoque de
este tipo de piloto. ¡Cero stress!”, comentó Bruno.
En la 2ª etapa ocurrió la migración de los clientes restantes que ya usaban firma
digital en el proveedor antiguo para el nuevo. Este proceso duró solo un mes.
En la 3ª etapa el objetivo fue convertir a los clientes que aún firmaban el contrato
en papel para digital. “Este proceso fue gradual, siempre hay una resistencia
cultural a abandonar el papel.
Además de esto, algunos clientes de origen japonés, por ejemplo, poseen la cultura
del “Hanko” (ハンコ), se dice Rankó, cuño personalizado que identifica al autor de la
firma, y que confiere una gran credibilidad al papel. El resultado final es que
logramos traer gran parte de la cartera para el medio digital. Hoy, cerca del 84% de
la cartera de clientes de cambio utiliza la firma digital. El resto, 16%, aún
continúa en el papel. Los nuevos clientes ya inician con la firma digital”, explicó
Bruno.